Cuando cumplio una década en el poder de la comuna el Intendente de Azul Omar Duclos hablaba del desarrollo industrial, la mayor inversión que había en Azul, el apoyo al campo, el asegurado y la promoción del "emprendedorismo".
La falta de sustento de sus palabras se ven en la realidad: imposibilidad de aumentar los sueldos a los trabajadores, cierre de industrias, etc. ¿Habra cosas buenas?. Seguramente que si, pero los grandes problemas de hoy son consecuencia de politicas y estrategias económicas equivocadas como mencioné ayer.
A veces el archivo es tirano, esta es una de esas.
3 comentarios:
Respuesta al Señor:
Vecino de Cacharí
Meditaba sobre el callado trabajo de la desidia.
De pronto entendí todo. Quedé anonadado. Furioso pensé:
En política, donde las consecuencias son muy graves, hubiera sido paradójico que por obra de gente no tan deseable, la desgracia golpeara el hogar de los trabajadores.
Su amargura, señor vecino de Cacharí, es grande, sobre todo porque sabe que en el Azul nadie la comparte. Más que todo puede el miedo al miedo.
A mí, ni me asustan.
En realidad, Duclós hipó: "No sé a qué se refiere". "Bueno, quiero aclararle que no tengo nada que ver con la desaparición de las industrias del Azul, etc. etc.".
Atentamente.
Malón
Veo que como buen fanatico, solamente buscas razones, para justificar tu UNICA vision, en ideas extrañas, con palabras extrañas ! Las empresas, en todo el mundo, abren y cierran, cuando el negocio no es mas interesante ! Pero en Argentina, por pura falta de seguridad juridica, las cosas peoran ! Sobretodo, para empresas extranjeras !
Respuesta al
Señor Anónimo.
No existen las palabras extrañas, como tampoco las buenas o las malas. Son palabras.
Esto así lo asevera mi obeso amigo. (*).
Respecto a las palabras extrañas, sin duda las inventaron en un acto de premeditación, a manera de baratija, para someter a los indios, porque el embaucador desprecia al embaucado.
Sigo pensando que detrás de cada persona de las que sostienen que existen palabras extrañas o malas palabras; que son manifestaciones de afectación, ligeramente sorpresiva y ridículas, ha de haber un señor vanidoso, que se desvive porque lo admiren.
En la Argentina, el pueblo atribuye sus infortunios, a las conspiraciones y maquinaciones de grandes malvados. Como políticos, gobernantes, empresarios, etcétera.
Entiendo que se subestima a la estupidez.
Es curioso el hecho de que tanta gente, en una época de penurias como el actual, (o como casi siempre), se vuelque a la tarea de amar la década del noventa.
Piensan que tal vez, que sólo de pan vive el hombre y que la gente, afligidos por infinidad de privaciones, a lo mejor encuentran alguna compensación, o por lo menos consuelo, en la certidumbre de que cualquier hora del día o de la noche pueden recurrir a las palabras factura, estructura, infraestructura, logística, optimizar, consubstanciarnos, privatizar, globalizar, chicanear, etc..
Como si la hubieran estudiado en un frenopático.
Nada dicen de los verbos escuchar, aprender, oír, saber, estudiar, trabajar, ahorrar, agradecer, etc., etc., que en lo personal me resultan semejante a una golosina; pero que a Ud., Señor Anónimo, no se le caen de la boca.
"Conócete a ti mismo" (nunca sospeché hasta dónde me llevaría esta sentencia), pero tengo el consuelo de saber que Ud. no sufrirá mucho, ya que nunca se interesó en ayudar a la desaparición, (entre otras cosas), hoy día del 40% al 45%, de nuestro vocabulario.
Había creído que la casualidad, o las circunstancias, habían hecho del señor Anónimo, un arquetipo; jamás creí que fuera un artista del color local.
Reflexione; Debe uno estar solo en su biblioteca, para entender las cosas.
Atentamente
Malón (Otro vecino de Cacharí).
(*) Diccionario de La Real Academia Española.
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