El paro de Moyano fue muy importante. Aunque La Nación trató de minimizarlo a cada momento, se sintó en todo el país.
La CGT "disidente", la CTA, ATE y movimientos de desocupados de todo el país se lanzaron a cortar las rutas y los accesos.
En Buenos Aires y las principales ciudades no se vio casi servicio de transporte público y hubo una parálisis casi total de la actividad como muestra del verdadero humor social que los medios ni siquiera reflejaban.
Los piquetes de trabajadores y desocupados se ubicaron en los accesos a las plantas de Telefónica y Repsol en Berisso y Ensenada. También en las principales rutas y puentes los manifestantes hicieron sentir sus consignas contra la crisis y los capitales españoles.
Los desocupados encolumnados con Raúl Castells (MIJP) y Carlos Alderete (CCC) llegaron a la Plaza de Mayo e instalaron carpas y ollas populares. La columna era de más de cinco cuadras de manifestantes.
Al finalizar la jornada de protesta, el lider de la CGT "disidente" afirmó que "es muy difícil iniciar un diálogo con el Gobierno con un modelo económico que día a día nos lleva a la exclusión y que profundiza la crisis, ya que no sería un diálogo, sería una complicidad".
Mientras tanto, el Presidente radical afirmó que había que "terminar con el vicio de hacer paros porque sí".
La receta neoliberal para salir de la crisis no hacía efecto. Por eso, los economistas de esa corriente exigían profundizar la sangría para ver si el agonizante modelo económico - por obra del milagro - sobrevivía.
Roberto Cachanovsky afirmaba en una columna que quedará en los anales del fracaso económico que había que "achicar el sector público para volver a crecer". Dentro de este esquema de pensamiento, "el problema es que parte de esa mejora en la productividad (de las empresas privatizadas) se la "robó" el sector público con el aumento de los gastos". Para el economista "...el sector privado no puede crecer, porque el sector público lo está ahogando". La realidad demostró que el sector público salvó al sector privado. Solo será cuestión de tiempo.
Joaquín Morales Solá comenzó a hablar en sus columnas sobre un "gobierno de unidad nacional" para salvar la imagen de De la Rúa de los temblores después de una posible derrota en las elecciones de Octubre.
El gabinete ya estaba formado por radicales, frepasistas y dos ministros cavalistas. La propuesta del ministro de economía era que "sería muy bueno si se incorporaran ya mismo una o dos figuras del justicialismo".
La economía seguía en caída libre. El riego país estaba en 879 pts. y nada hacía pensar que bajara en el corto plazo. De hecho en un día dio un salto hasta los 903 pts.
Las exportaciones agropecuarias caían también. Las manofacturas de origen agropecuario (MOA) cayeron un 15%, los granos bajaron un 7% y a pesar de la alta demanda internacional de carne (por la enfermedad de la "vaca loca" en el hemisferio norte) la Argentina no podía vender por los brotes de aftosa.
Mientras tanto, la planta de FIAT de Córdoba suspendía a 800 trabajadores porque no había demanda para la automotriz producción.
En este contexto, el défict fiscal aumentó en el mes de Mayo un 75% trepando a $1113 millones.
Las perspectivas no eran buenas, ¿qué medidas habrá tomado el gobierno para revertirlo?.
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