La fiesta de ayer fue y será inolvidable. Permanecerá en mi retina hasta el día que deje este mundo. Haber podido ser una partecita de esos dos millones de almas que vibraron, saltaron y cantaron durante los últimos minutos del día 24 y nos abrazamos dejando de ser desconocidos con todos los que teníamos alrededor.
Esos conocidos anónimos sentían al igual que yo ese hermanamiento. Volver a ser hermanos de esta Patria que durante mucho tiempo quisieron quitarnos. Por eso; dejo este testimonio de alegría profunda que siento por haber sido parte de una movilización social de alegría.
Pero este blog no sería este blog si no contamos un poco de lo que vimos.
La llegada fue por la Cerrito desde Av. Libertador y como sabrán lo primero que me encontré fue con "la gente" que estaba viendo la inauguración del Teatro Colón.
Frente a la imponente fachada del Coliseo porteño se proyectaba lo que estaba sucediendo adentro, y un grupo de gente miraba la proyección con lágrimas en los ojos. Todos muy ordenados, sin empujarse contemplaba en silencio.
Un grupo aún más importante se abría paso entre esa pequeña multitud para ir al obelisco donde estaba el escenario "República" en el que tocaban los artístas populares.
Después de pasar el Colón comenzaba el tole tole. La muchedumbre se incivilizaba, se desordenaba y avanzaba amuchada como un torrente de glóbulos rojos por las arterias y venas que se abrían entre la masa.
Hay que decirlo, ya desde Lavalle (una cuadra antes por detrás del escenario) era imposible caminar. Miles de personas pugnaban por intentar avanzar para ver a los artistas.
En el escenario estaba "el Chaqueño" Palavecino tocando sus clásicos. Las señoras deliraban, me impresionó. Gracias a que había pantallas gigantes el espectáculo se pudo ver y escuchar, porque fue imposible perforar esa masa compacta de pueblo.
Los choripaneros, vendedores de gaseosas y cerveza free lance hicieron su Mayo. El pueblo se agolpaba para comprar algo para comer y tomar mientras el chaqueño comenzó con sus famosos bises que se extendieron por varios minutos y terminó a todo trapo.
De pronto, sobre el centro de la 9 de Julio apareció una importante columna del programa "678" con banderas, redoblantes y papelitos. La gente se corría para dejarlos pasar sin saber que estaba pasando. Fue curiosa la reacción de quienes no estaban de acuerdo; porque "la gente" era como ellos (je) y entonces parecía que era imposible que llevaran fotos de Cristina y Néstor.
Lo bueno era que muchos sabían quienes eran; lo malo que fue una presencia un poco disrruptiva con sus banderas (las cuales apoyo fervientemente) que no explicaron bien por qué estaban ahí... aunque todos entendieron cuando vieron las fotos.
El el escenario siguieron los Kjarkas (de Bolivia), los Olimareños (Uruguay) y sobre las 23:30 apareció sobre el escenario la embarazadísima Soledad Pastoruti.
Interpretó sus temas clásicos y sobre las 0 hs. del 25 de Mayo se terminó la música y cantamos el Himno Nacional. Estuendoso, fuerte, viril.
Banderas, cámaras digitales y manos (muchos dedos en V) en alto hasta el estruendoso "Oh juremos con gloria morir!" seguido por un "Argentina, Argentina!" y luego el futbolístico "El que no salta es un inglés!".
Terminado el recital, el pueblo se desconcentró con ese caos que el pueblo siempre genera. Es un desorden ordenado. Pero lo que hay que destacar es que la gente cantaba, aplaudía, hacía palmas y se notaba mucha alegría... ALEGRÍA!.
El pueblo es así, no conoce de protocolo. La Patria la siente así y no se tiene miedo en expresarlo ... y yo estaba ahí!.
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