lunes, 20 de agosto de 2007

“Ladran Sancho, señal que cabalgamos: 3 años de “El Pasquín amarillo”

(Esta columna fue publicada en "El pasquín Amarillo", semanario Cachariense).


Existen dos conductas que sirven como referencia para darnos cuentas del estado de nuestra “micro-sociedad” llamada Cacharí.
Los jóvenes siempre nos hemos caracterizado por tener una conducta extrovertida, la iniciativa en mejorar y cambiar la realidad que nos rodea. Tal vez, esas ganas de “hacer” es lo que nos diferencia de quienes sólo se han dedicado por años a criticar continuamente desde las cocinas.

(Juan Cruz Mirande, uno de los organizadores del encuentro cultural en Cacharí, ceba un mate al Señor Florin)

Hace unos días culminó con éxito la jornada cultural ideada y llevada adelante por un grupo de jóvenes impulsores de la comunidad y apoyada por un grupo de vecinos que colaboró desinteresadamente con su producción artística.
Otro grupo de jóvenes se reúnen y llevan adelante un novedoso proceso de construcción política. Estos Jóvenes Cacharienses se han dedicado a preparar una serie de propuestas para la comunidad que supere la crítica y pase a la propuesta. Más allá de los prejuicios equivocados que han alejado a la juventud de la participación política, estos cacharienses han mantenido reuniones con otros jóvenes, vecinos y algunas agrupaciones barriales preocupadas por la realidad de nuestra comunidad.
Ambos grupos de muchachos tienen similitudes. En primer lugar – y perdónenme la redundancia – son jóvenes nacidos en Cacharí y producto de la generación de la “democracia”. También son trabajadores, estudiantes y jóvenes profesionales que no viven “de la política” sino que creen que la política es la herramienta para la transformación de la realidad.
Por último, no existe entre los jóvenes que se están organizando algún tipo de rivalidad, porque los muchachos y muchachas cacharienses tienen el mismo objetivo que es el mejoramiento de la comunidad en su conjunto y no de un grupo determinado.

Pero cuando comenzaba esta columna decía que había dos conductas que servían para entender porque nuestra sociedad estaba descreída. La segunda conducta es la que llamaré la de “criticar por criticar”.
Siempre que una persona o un grupo de personas emprenden alguna actividad o tratan de llevar adelante sus ideas, surgen inmediatamente los agoreros. Estos personajes no tienen la altura o las ganas necesarias para hacer una “crítica constructiva” y se quedan con la crítica vomitiva que cuando empieza la música de la orquesta se pierde en el vacío.

Por eso, quiero felicitar a todos aquellos que de una u otra forma emprenden, crean formas alternativas para informar, se reúnen para planificar sus proyectos para toda la comunidad y para todos aquellos que esperan el cambio de mentalidad en nuestro querido Cacharí.
¿Seremos los jóvenes quienes tomaremos esa responsabilidad?. Parece que estamos dando los primeros pasos en un largo camino, y con eso ya han salido los perros a ladrar.
¡Adelante muchachos! (por aquello de las dos “marchitas”), que los jóvenes no solo somos el presente de nuestro pueblo, sino que somos el futuro y el progreso. No dejemos que los agoreros nos engañen, hablemos, discutamos, dialoguemos, consensuemos y dejemos a los “críticos destructivos” con sus ladridos y las ganas que no nos salgan las cosas que queremos realizar.



Por Lic. Mauro Burraco

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