¿Podrían establecerse paralelos entre los dos temas que ocuparon los principales titulares en las últimas semanas, como son el conflicto agropecuario y la reorganización del PJ?
A primera vista, cuesta encontrar la relación entre ambos temas, pero una trama invisible ligada a prácticas, costumbres y mandatos culturales los emparenta. Seguramente, todos coincidiremos en que en ambos temas se dirimen cuestiones de poder, con mayor o menor conflicto según el caso. En esta oportunidad, me interesa llamar la atención sobre otra semejanza que quizás pase desapercibida: el rol jugado por las mujeres. Si se revisa con atención, en ambos casos las mujeres distaron mucho de ser protagonistas.
La ausencia de mujeres quizás esté indicando problemas mayores, ya que así como nos relacionamos entre géneros con un poder desigual, así seguramente se dirime el poder entre los actores más débiles y más fuertes de la economía y la política.
Las mujeres en el conflicto agropecuario
En el conflicto agropecuario, salvo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner con un protagonismo excluyente, ni en las filas de funcionarios actuantes ni entre la dirigencia que encabezó las principales expresiones de protesta se le dio la palabra a mujeres, aún cuando fueron partícipes de los cortes, marchas y convocatorias. En la reunión de Gualeguaychú, en el estrado que presentó a los principales dirigentes ruralistas, no se pudo detectar a las mujeres de los cortes de ruta, quienes fueron invocadas en los discursos como “nuestras esposas”, las que nos esperan en “nuestras casas”. El discurso del titular del cooperativismo agrario fue emblemático, al invocar a las mujeres como madres y a los jóvenes como hijos, y al referirse una y otra vez al hombre de campo. Este discurso tuvo algo de inesperado si se piensa que el movimiento cooperativo argentino, cuenta con numerosas referentes mujeres. El último orador pareció tomar nota de los discursos que lo antecedieron, por lo que cuidó sus palabras y sus comentarios. El lenguaje que primó fue, sin embargo, francamente machista, debilitando las argumentaciones y propuestas.
Tiempo atrás, cuando los productores agropecuarios se enfrentaron a conflictos mucho más graves que el actual, las mujeres lideraron la defensa del patrimonio rural. Durante el período en que los campos hipotecados se remataban sin miramientos, nació el Movimiento Nacional de Mujeres en Lucha, que evitó la ejecución de más de 500 remates en todo el país a partir de una militancia consecuente y organizada. Frente a estos fenómenos, no podemos seguir imaginando a la mujer rural como una mujer de “su casa”.
Si bien las mujeres fueron partícipes de las movilizaciones de estos días – y esto no está puesto en duda - su presencia no se hace sentir a la hora de las definiciones. En la mesa de diálogo que llega a nuestros hogares a través de cientos de imágenes, puede observarse una cierta soledad de género: la presidenta aparece allí como una solitaria amazona a la que los varones lo “conceden” el lugar de las decisiones cruciales, siempre y cuando no se extralimite de ciertos cánones y condicionamientos preestablecidos.
En el sector rural, asistimos a un retroceso del lugar que supo ocupar la mujer una década atrás. Por otra parte, las líderes de los movimientos campesinos no están presentes en el conflicto, seguramente porque la escala de sus emprendimientos no las emparenta con los reclamos que se dieron cita en Gualeguaychú.
Asimismo, conviene revisar la situación de las mujeres en la “otra orilla”: la reorganización del PJ estaría mostrando que los retrocesos han operado en todos los ámbitos donde se juega el gran juego del poder.
Las mujeres en la política
En el caso de la reorganización del justicialismo, a partir de las numerosas voces que se levantaron para advertir la ausencia de mujeres en el Congreso Nacional del PJ, se recordó que la Ley de Cupo insta a los partidos políticos a modificar sus cartas orgánicas para respetar el cupo femenino. Estas reformas pendientes dieron lugar a la presentación, por parte de la diputada nacional Marcela Bianchi Silveste (FpV- PJ), de un proyecto de Ley que no espera estas reformas sino que obliga a la aplicación del cupo en todos los partidos, hayan o no modificado sus cartas orgánicas.
La figura de Eva Perón simboliza el aporte que las mujeres le hicieron al peronismo desde sus orígenes, pero como la cultura vuelve una y otra vez a mandatos ancestrales, las medidas de acción positiva siguen siendo necesarias aún en el partido que le dio ciudadanía plena a la mujer a partir del voto femenino.
Las noticias que afirman que la diputada nacional Patricia Vaca Narvaja ocuparía una de las vicepresidencias son una señal alentadora. Estamos ante una reorganización partidaria que oscila entre la consolidación de un aparato de poder vacío de contenidos y el surgimiento de una herramienta fantástica de movilización y organización popular. La participación activa de mujeres en toda la orgánica prevista permitirá evaluar hacia dónde se inclinará la balanza.
El protagonismo femenino en las instituciones políticas y gremiales no debe defenderse con el argumento de que las mujeres son “más sensibles”, “más generosas” o “más solidarias”. La presencia de mujeres es un indicador de un proceso de transformación por el simple hecho de su ausencia previa, no por su “valor moral”. Su presencia debe monitorearse al igual que la presencia de jóvenes, de militantes distanciados, de ciudadanos indiferentes o de líderes de movimientos sociales o religiosos que se alejaron de los ámbitos partidarios desde que la política se convirtió en una farsa y las candidaturas en un producto de mercado. La presencia de sectores que no han hecho de la política una profesión revelaría transformaciones genuinas y de fondo.
La Plata, abril 2008.
2 comentarios:
Estoy en total acuerdo con la compañera Claudia. Lo que observamos del lado del campo, no nos llama la atención,ya que es un sector conservador y por ende machista, pero lo que pasa en el PJ, no deja de llamarme la atención. Es como si desde que Cristina asumiera la presidencia se sintieran que cumplieron con la cuota de feminismo en exceso, y ya no es necesario que el resto de las mujeres discutan de política ni den demasiado sus opiniones. Y menos que traten de llegar a lugares de poder. Es cuestión de seguir luchando hasta que se entienda
Interesante punto de vista de la compañera Bernazza. Era hora que alguna mujer escribiera un artículo.
Igualmente, no se como pueden disminuir el papel de la compañera Cristina como comandante de esta crisis. Creo que siempre hay machismo cuando se piensa que en última ratio es su MARIDO quien toma las decisiones.
Aunque siempre los y las peronistas nos caracterizamos por tener ideas propias más allá de nuestras parejas, sean novios o maridos.
Un afectuoso saludo,
Mabel de Mar del Plata.
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