El próximo 25 de mayo se cumplirá el cuarto aniversario de la asunción de Néstor Carlos Kirchner a la Presidencia de la República. Accedió al poder con toda la legalidad que le dio la deserción del Ex Presidente Menem, pero con escasa legitimidad de origen, pues solo había obtenido el 22 % de los sufragios en las elecciones de abril del mismo año.
Kirchner sorprendió a todos: a los optimistas y a los escépticos, al establishment, las corporaciones y hasta las fuerzas del campo nacional y popular; utilizando una lógica contra – hegemónica, tomó las riendas de un país con mano firme, recuperó la autoridad y la institucionalidad, con un desacartonado estilo de gestión comenzó a reconciliar la política con la gente, recuperó el orgullo, la dignidad y el incipiente ser nacional.
Quién en su sano juicio puede afirmar hoy, que la situación es la misma que hace cuatro años cuando finalizaba el gobierno de emergencia del Presidente Duhalde?
Quien sin caer en el ridículo puede comparar este país, con el qué hace apenas cinco años y medio, estaba sumido en el caos, la decadencia y la anarquía; cuando los piquetes y las cacerolas se enseñoreaban por las calles y nos encaminábamos hacia la desintegración misma como nación.
Cuatro años de crecimiento económico sostenido, donde el círculo virtuoso de la economía comenzó a reducir gradualmente los indicadores de pobreza, miseria y exclusión, cuatro años de desendeudamiento externo que permitieron recuperar márgenes de autonomía gestión y soberanía política. Cuatro años de políticas sociales incluyentes. Cuatro años recuperando nuestra identidad, con memoria, justicia y dignidad.
No hay oposición política que pueda hilvanar un discurso opositor, ni a la derecha, ni a la izquierda del arco ideológico. Divididos, fragmentados y sin propuestas, neutralizados en su propio individualismo, paralizados en sus construcciones egocéntricas los “mediaticos” dirigentes de la oposición no tienen ninguna posibilidad de enfrentar con éxito al gobierno en las próximas elecciones nacionales.
Sin embargo existen quienes se oponen al modelo de país que representa el Presidente Kirchner, allí están las corporaciones que defienden el interés de los poderosos, algunos sectores influyentes de distintos cleros religiosos y muchos multimedios de comunicación masiva, que inducen y actúan como mandantes de quienes no tienen representación popular, ni votos, ni partidos.
Incapaces de frenar el claro triunfo electoral y el avance arrollador del gobierno intentan reeditar procesos tristemente recordados en la memoria colectiva de los argentinos: inestabilidad y desestabilización política a través de la magnificación de los conflictos, especulación, desabastecimiento, provocaciones y violencia explícita como la que sufrió la Ministra de Desarrollo Social Dra. Alicia Kirchner días pasados en la Provincia de Santa Cruz.
Venimos de la crisis económica, social y política mas profunda de la historia argentina, pasamos por la emergencia, transitamos la transición y apostamos firmemente a la normalización definitiva y a la reconstrucción nacional. Nuestra respuesta debe ser serena y responsable, clara y contundente, reafirmando nuestro compromiso con el proyecto nacional y popular que representa el Presidente Kirchner, acompañando la voluntad de las mayorias, que no se verá condicionada y que se expresará categóricamente en las elecciones del 28 de octubre.
Alejandro Lozano
Kirchner sorprendió a todos: a los optimistas y a los escépticos, al establishment, las corporaciones y hasta las fuerzas del campo nacional y popular; utilizando una lógica contra – hegemónica, tomó las riendas de un país con mano firme, recuperó la autoridad y la institucionalidad, con un desacartonado estilo de gestión comenzó a reconciliar la política con la gente, recuperó el orgullo, la dignidad y el incipiente ser nacional.
Quién en su sano juicio puede afirmar hoy, que la situación es la misma que hace cuatro años cuando finalizaba el gobierno de emergencia del Presidente Duhalde?
Quien sin caer en el ridículo puede comparar este país, con el qué hace apenas cinco años y medio, estaba sumido en el caos, la decadencia y la anarquía; cuando los piquetes y las cacerolas se enseñoreaban por las calles y nos encaminábamos hacia la desintegración misma como nación.
Cuatro años de crecimiento económico sostenido, donde el círculo virtuoso de la economía comenzó a reducir gradualmente los indicadores de pobreza, miseria y exclusión, cuatro años de desendeudamiento externo que permitieron recuperar márgenes de autonomía gestión y soberanía política. Cuatro años de políticas sociales incluyentes. Cuatro años recuperando nuestra identidad, con memoria, justicia y dignidad.
No hay oposición política que pueda hilvanar un discurso opositor, ni a la derecha, ni a la izquierda del arco ideológico. Divididos, fragmentados y sin propuestas, neutralizados en su propio individualismo, paralizados en sus construcciones egocéntricas los “mediaticos” dirigentes de la oposición no tienen ninguna posibilidad de enfrentar con éxito al gobierno en las próximas elecciones nacionales.
Sin embargo existen quienes se oponen al modelo de país que representa el Presidente Kirchner, allí están las corporaciones que defienden el interés de los poderosos, algunos sectores influyentes de distintos cleros religiosos y muchos multimedios de comunicación masiva, que inducen y actúan como mandantes de quienes no tienen representación popular, ni votos, ni partidos.
Incapaces de frenar el claro triunfo electoral y el avance arrollador del gobierno intentan reeditar procesos tristemente recordados en la memoria colectiva de los argentinos: inestabilidad y desestabilización política a través de la magnificación de los conflictos, especulación, desabastecimiento, provocaciones y violencia explícita como la que sufrió la Ministra de Desarrollo Social Dra. Alicia Kirchner días pasados en la Provincia de Santa Cruz.
Venimos de la crisis económica, social y política mas profunda de la historia argentina, pasamos por la emergencia, transitamos la transición y apostamos firmemente a la normalización definitiva y a la reconstrucción nacional. Nuestra respuesta debe ser serena y responsable, clara y contundente, reafirmando nuestro compromiso con el proyecto nacional y popular que representa el Presidente Kirchner, acompañando la voluntad de las mayorias, que no se verá condicionada y que se expresará categóricamente en las elecciones del 28 de octubre.
Alejandro Lozano
2 comentarios:
El Dr. Alejandro Lozano, tiene identificado claramente, quienes son los que hambrean al pueblo argentino. Su valor fué decirlo y firmarlo ya hace un año, no es un tibio ni un oportunista, por lo tanto llegue mi más firme aprobación por lo publicado.
Hugo
Creo recordar haber leido esta columna en el diario "El tiempo" de Azul.
En aquel momento el peronismo parecia tener un candidato firme que era Capelli, todo el aparato estaba con él y no me parecio oportuno que otros peronistas quisieran decir cosas que parecían del pasado.
Pero el tango habla de "ese pasado que vuelve..." y parece que Lozano tenía razon en aquel momento.
Habrá que prestarle mas atención?.
Mis saludos,
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