Ni la herencia recibida, ni el piloto de tormentas ni cuantas otras cosas se hayan dicho con anterioridad para aportar alguna característica a la lógica con la que Duclos ha gobernado esta ciudad en distintas etapas. Este parece ser uno de los momentos mas difíciles de afrontar por parte del jefe comunal que, de acuerdo a su condición de líder, seguirá de pie, pero golpeado como nunca. En la ultima sesión del deliberante, la oposición le demostró que pueden tener posicionamientos en bloque y consolidarse frente a un ejecutivo que, hasta ahora, pudo sobrevivir frente a las mayorías por la vulnerabilidad que habían expresado los distintos bloques pero ese escenario parece haberse modificado y se visualizan dos años difíciles de cara a la nueva composición. Duclos se quedó con las manos vacías frente a la posibilidad de un préstamo que necesitaba como el agua y solo le restó salir a expresarse en referencia a lo que considera un “acto de mezquindad” de la oposición. A esto se le suma las serias dificultades por las que atraviesan las cuentas municipales con una realidad que indica un déficit preocupante, servicios que ya están resentidos y conflictos que asoman como inevitables. Ahora, la aparición mas temida: Moyano le hizo sentir a Duclos que con los camioneros no se juega. Una ínfima porción de su poder fue suficiente para provocar un acto contundente frente a la comuna y una medida de fuerza que pone a la ciudad en riesgo de emergencia sanitaria. Frente a este panorama, aun quedan dos años, los últimos de Duclos, en los que deberá hacer los esfuerzos para cumplir con los compromisos asumidos frente a la comunidad y despedirse de sus gestión, de manera decorosa. El intendente no es fácil de doblegar, es un político nato pero esta vez, como decía Ringo “le sacaron hasta el banquito”, mira a los costados y no encuentra nada, parece haber sentido los golpes y falta mucho para que suene la campana…
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(*) Escribe Hector "Tito" Silva en La Sintesis de Azul.
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