SOMOS CAPACES!

La fiesta del Bicentenario ha sido impresionante. No voy a decir nada novedoso y seguro lo podrán leer en todos lados.
Lo que voy a contar son las sensaciones de alguien que - como millones - fue testigo de uno de los actos masivos e impactantes de nuestra historia como nación (!).
Desde temprano ya había compañeros que venían viajando para ser parte de esta fiesta; primero fueron a Luján y luego de viaje a la Capital.
Yo quería ver el Tedeum, así que desde casa me preparé la comida y fui testigo de la celebración de la palabra en la Basílica. Impactante.
A primera hora de la tarde, los trenes ya estaban abarrotados. De hecho, para llegar a Retiro era imposible hacerlo en colectivo porque estaban atestados de gente. Familias enteras con escarapelas, carritos de bebes, catervas de chicos y muchos jóvenes. Todos íbamos para el mismo lado, así que como sardinas gozamos del beneficio de viajar gratis; porque los transportes no cobraron pasaje para facilitar la movilidad de todos los que deseaban ir al evento central.
En Retiro ya se percibía el comportamiento de masa festiva. Un tren que había llegado de Córdoba estaba maniobrando con banderas argentinas a los costados, y los cordobeses se desesperaban por conseguir alguien que les indicara como llegar a la 9 de Julio, Plaza de Mayo o la cancha de Boca.
Por "el bajo" llegué hasta la Plaza de Mayo y de ahí a Diagonal donde me encontré con unos compañeros que habían llegado desde Cacharí para ser parte de la fiesta. Desde muy temprano ya habían reservado un lugar frente al palco. Andrés y su familia merecen un recuerdo muy especial; porque gracias a ellos todos pudimos (junto con los que llegaron después) disfrutar de un lugar privilegiado.
El clima fue, como todos lo días que duró la fiesta, de alegría. Se fueron sumando compañeros de Formosa, a nuestro lado había gente de Neuquén y una señora salteña. Entre cánticos y mates fue pasando la tarde y se comenzó a juntar mucha gente.
Por la Diagonal Norte circulabal quienes iban a Plaza de Mayo, y generalmente respondían con palmas a los cantitos o directamente se sumaban. Solo dos personas demostraron estar en contra del gobierno; una hizo "cuernitos" y recibió una cataratas de chiflidos y gritos (al mejor estilo Majul) de "gorila".

Más allá de eso, no hubo agresión física; porque el pueblo estaba viviendo la alegría que no la iba a opacar esa provocación.
Por mensajito nos mandaban información de como se iban dando las cosas porque - como crítica al evento - había una falta de pantallas gigantes y audio en muchos lugares para ir escuchando lo que estaba pasando en otras partes de la inmensa fiesta.
Poco antes que cerraran la calle llegaron las chicas de Cacharí que venían viajando con compañeros desde Azul y Olavarría. Les hicimos un lugar y consiguieron agua caliente para el mate que ya había agrandado la ronda a los muchachos de la organización y otro compañero llegado desde Bariloche.
El discurso de Cristina en la inauguración del Salón de los Próceres se escuchó por los reproductores de mp3, auricular en el oído y repitiendo lo que salía. La gente hacía rondas para escuchar a esos amplificadores humanos; y aunque es muy poético; hubiese sido muy lindo poder verlo y escucharlo. En el tricentenario se podrá!.
Luego llegaron los presidentes caminando precedidos por la banda de los Granaderos. Entre el pueblo y los flashes subieron al escenario-palco.
Estaban todos. Cristina, Néstor, Lula, Piñera, Mujica, Correa, Lugo, Chávez, los ministros, las abuelas, diputados, Senadores, etc. Todos firmaban autógrafos, el pueblo le tiraba camisetas, banderas, gorros y las devolvían firmadas. Había gente que deliraba por un saludo de los presidentes y el que se llavaba los laureles - aparte de Cristina, Nestor y Chavez - fue Correa. Las Chicas de la JP Rosario estaban calenchus con presidente ecuatoriano y no tenían ningún problema en decírselo.

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El espectáculo

Fue conmovedor, impresionante, inolvidable y grandilocuente. Argentina demostró en una semana que puede preparar eventos de gran magnitud y que tenemos con qué. Me parece que esto nos tendría que hacer reflexionar sobre la capacidad organizativa y artística del país para un evento del tipo Olímpico.
El espectáculo integró e hizo parte al público. Las escenas representadas no quedaban solo en el cuadro, sino que cobraban movimiento y las sensaciones jugaban en cada momento.
El olfato, la vista, el oído, el tacto, el gusto. Todos los sentidos puestos al servicio de la construcción de un espectáculo simplemente maravilloso.
El frío, la nieve, el agua, la lluvia, el calor del fuego, el olor del asado criollo, el sabor de las manzanas, el estruendo de los bombos, las lágrimas por el impacto!. Todo removiendo los recuerdos más primarios; la pasión por la democracia, la libertad y el futuro.
La música, las luces proyectando las sombras sobre los edificios engrandeciendo aún más las figuras. Que colgaban a decenas de metros generando estruendo y el clamor de los espectadores-actores.
En lo particular me imactó todo (como se verá en la crónica je!) pero "el cuce de los Andes" y el globo transparente fueron los que más me emocionaron. El sonido de los chicos en la escuela (seguramente grabado en un recreo de una escuela) me volvió a esas épocas y se ve que tocó alguna fibra sensible. Muy impactante como pudieron lograr un efecto con algo tan simple.
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Reflexión
A pesar que TN anunció "lluvias todo el fin de semana", "caos de tránsito para llegar a Bs As" y "un robo de billetera" debieron admitir que la fiesta fue nacional, popular y latinoamericana.
Los que fuimos parte todos los días en esta fiesta pudimos reencontrar la unión y la libre expresión de lo que pensamos en una patria justa libre y soberana.
También ratificamos en esa manomunión que el apoyo al gobierno es amplio, que decidió mostrarse y que desde ahora no se ocultará.
Por último, "¿Qué hubiese pasado si el bicentenario lo organizaban los radicales?" preguntó un formoseño, y la señora de Salta contestó: "seguro llovía".